lunes, 23 de febrero de 2009

Mis dias en Africa

Todo empezó el día 28 de Marzo de 1957.
Después de un largo viaje desde mi ciudad a Madrid y una larga espera en la capital de España, salimos para Algeciras a donde llegamos después de 36 horas de mi salida de casa.


En Algeciras embarcamos para Ceuta, y por fin llegué a mi destino ¡¡ El cuartel!!.
Al pasar aquella puerta me asustó un enorme griterío ¡ ya llegan! ¡ ya están aquí! enseguida pensé en lo majos que eran todos, y que allí lo pasaría muy bien.

Me acompañaban mis amigos Chatarra,Cascarilla el Chato, y el Guapín .Enseguida nos invitaron a subir a unos camiones para llevarnos a un lugar donde iban a dejarnos a todos, muy guapos.

Después de la ducha, el desinfectante que olía a rayos, los buzos y las botas que nos dieron estábamos tan elegantes que fuimos el hazmereír de los veteranos.
Así fue mi primer día en la mili.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Mis queridos libros

Siendo yo muy pequeñita tenia una extraña forma de jugar, pasaba mucho tiempo leyendo libros en voz alta, que estuvieran escritos en español o chino no tenia importancia. Leía con fluidez y gran estilo pasando las páginas.
Claro está, el tema de los libros y el idioma invención propia, como tiene que ser.Por este motivo decidieron en casa que eso no podía seguir así.

Me compraron un libro - para mí era un libro- pero en realidad era un abecedario con pequeñas frases y algunos dibujos, todo en blanco y negro, su caligrafía lo hacía muy distinto de los libros que yo había visto hasta entonces. Me pareció precioso, aquellas letras tan bonitas tendrían que tener nombre. Se lo pregunté al tío Julio y aquel mismo día aprendí parte del abecedario, en pocos días las pequeñas frases eran pan comido, esto fue un juego para mí, y aquél "librillo" el mejor juguete.
Unos años mas tarde vi en un quiosco unos libros que me llamaron la atención por su pequeño tamaño, eran de la Enciclopedia Pulga, dudé si comprar las chucherías que había pensado o uno de aquellos libros, estuve un rato mirando los títulos y por fin uno me "sonó" bien, La hija de Lagardere de Paul Feval.
No se cuantas veces leí esta novela de espadachines cuyos personajes me tenían embelesada. Aurora, Enrique Lagardere
, Felipe de Gonzaga tenían vida para mí.
Varios cambios de domicilio provocan que los padres se deshagan de muchas cosas , por este motivo no conservo ninguno de estos libros pero los recuerdo con mucho cariño, fueron muy importantes para mi niñez, disfruté mucho con ellos.